Selecciones de Eduar Yepez

martes, 23 de agosto de 2016

Igualándonos por lo bajo




Si algo es natural al ser humano, es aspirar a estar mejor. Desde vivir en cuevas, crear fuego, inventar la rueda o cubrirse con pieles, todos esos “adelantos” antecedieron a la vivienda, electricidad, vehículos, ropa y calzado que hoy nos permiten vivir mejor, podría decirse, que al hombre lo inspira y guía un afán constante que probablemente nunca será satisfecho de tener una mejor calidad de vida.

En la Venezuela de hoy, siquiera mantener en pie el vehículo es una odisea, por lo que esta vez me tocó andar en camioneta y a pie varios días por una falla previsible, pero que la falta de repuestos y divisas lo convierte en algo casi irresoluble.
En 1er lugar, ubicar el transporte público que te lleve donde vas es el primer obstáculo, si no consigues alguien que te lo indique, te toca aventurarte con colectores y choferes mal encarados que ven en la pregunta “señor, ud pasa por…” una necedad ni siquiera digna de respuesta, mucho menos cuando preguntas “cuánto es el pasaje?”, otra bolsería más.
Vencido ese escollo, debes luchar por entrar al transporte y mantenerte dentro: la escasez de repuestos, calles en mal estado, el incumplimiento de rutas y la nula supervisión por parte de las Alcaldías hace que pocas unidades laboren, la “hora pico” son todas las horas del día, por lo que en la mayoría las personas van aunque sea “guindando” y agarrados de las ventanas. El volumen de pasajeros no te protege de ser robado en el trayecto, si se te hace tarde o regresas de noche, te toca subir a un camión de carga, eso sí, si tienes suerte.
Vivo en Los Guayos, el caminar un trecho largo me significó esquivar por igual basura, aguas servidas provenientes de cloacas abiertas, aceras en mal estado, motorizados con pinta de malandros, animales muertos y en caso extremos, algunos deben esquivar balas.
Este es el día a día de la mayoría de nuestra gente y que sólo “padecemos” durante un percance, el resto del tiempo ni lo notamos y mucho menos hacemos algo por resolverlo, ni siquiera opinamos al respecto. Recientemente el Alcalde de Valencia “se fué a EEUU” en un vuelo charter, ni siquiera ”padeció” la espera en el aeropuerto o el “drama” de ubicar pasaje y dólares, ¿conocerá lo que se padece en el  transporte público, pese a que una de sus obligaciones es supervisar y mejorarlo? Ojo, lo que hizo este alcalde es el común denominador de la mayoría de los dirigentes o autoridades de cualquier signo ideológico, no es exclusivo de él, de ahí que muy poco se puede esperar y de seguro muy poco harán por atender una situación que simplemente desconocen o conocen, si acaso, “de oídas”.
Esta Revolución se empeña en “Igualarnos hacia abajo”, no procura la producción de bienes y servicios, al contrario, persigue a quien produce, limita las inversiones y sataniza la iniciativa privada y a quien procura el lucro, todo ello necesario para reinvertir y buscar la ansiada “calidad de vida” que el hombre persigue desde que existe.
Para un gobierno que considera una “exitosa política social” organizar colas para comprar comida o repartirla en bolsas “cada mes”, aspirar calidad de vida es una “desviación burguesa”.
El problema no es Venezuela, el petróleo o la guerra económica, es un modelo fracasado y corrupto que “igualandonos por lo bajo” impide la superación de sus ciudadanos y que quiere resignarnos a ser pobres y atrasados, ¿te resignarás tú? Yo no!