Selecciones de Eduar Yepez

domingo, 23 de noviembre de 2014

Liderazgo precario

El ataque sistemático de Chávez y la anti política contra los partidos y la dirigencia política ha sido fuente de la desaparición de muchos partidos e incluso de la no participación de los mejores ciudadanos en ellos.
Podemos entender que los partidos son consustanciales a la democracia, pero, ¿cuántos líderes de partidos asumen su relevancia e importancia para la formación democrática de sus ciudadanos?
Muchos líderes están al frente de los partidos porque otros muchos con mejores cualidades los abandonaron o dejaron de participar en ellos, eligieron abstenerse de la política o vieron inútil continuar la lucha en esos espacios.
Asomarse a un partido es encontrarse muchas veces con dirigentes envejecidos, no tanto físicamente sino lo que es peor, en ideas, lideres que no actúan hasta recibir una línea, que solo convocan la militancia para impartir órdenes, no para discutir, partidos unidireccionales, que desaprovechan la oportunidad de conocer de boca de sus dirigentes de base lo que sucede y llevar como una cadena de trasmisión “hasta el cogollo” lo que sucede en el ultimo rincón del país.
Lideres que acumulan seguidores en las redes sociales para hablarles pero siguen a muy pocos, casi dando a entender que quieren ser oídos pero no consideran necesario escuchar a quienes dicen o asumen liderar.
En algunos partidos hay una camada de lideres jóvenes en edad pero con las mañas de la vieja política, que asumen la conducción del partido para “apoderarse de la tarjeta” con el convencimiento que desde esa posición impondrán “su” candidatura ante cualquier evento y que gracias a la polarización, que obliga a una ciudadanía ajena a estas interioridades y que vota “en contra” y no “a favor”, a tragarse cualquier candidatura sin mucho análisis ni comparación.
Hoy pareciera que la ciudadanía hace rato sobrepasó a su liderazgo, las redes sociales, las conversaciones, el desgano o la critica parecen demostrarlo cada día, pero ese liderazgo acostumbrado a verse el ombligo, a conversar solo entre “lideres” semejantes no lo ve y hace sentir a esa ciudadanía, exigente y madura en civilidad, cómo huérfanos de guía o sin rumbo.
Nuestra madurez cívica forjada a la luz de una lucha de 16 años ya exige un trato como ciudadanos, no necesitamos construir un nuevo líder épico o mesías salvador, no queremos una gesta emancipadora ni un Cid, queremos organizaciones y líderes que respeten nuestra opinión, que la valoren, y que en función de ella construyan soluciones, 16 años enseñaron que dejar en un solo hombre la solución de nuestros problemas es un desgracia.

¿Cómo salir de esta pesadilla con este liderazgo precario? Quizás es hora de que los ciudadanos nos organicemos, nos reunamos en torno a ideas más que en torno a un “líder o partido”, nos reunamos a ”pensar” nuestra comunidad, nuestro municipio, nuestro país, debemos enseñarles a quienes hoy dirigen los partidos que el venezolano no es un poblador, es ciudadano, que asume derechos y deberes y exige de su liderazgo un trato “de igual”, no de “súbdito” y que más temprano que tarde renovará sus partidos o creará nuevos, debemos “invertir” el trato  y ser nosotros los que acudamos a los partidos cuando haya elecciones e imponerles liderazgos y “usarlos” hasta que no se renueven cómo lo que son hoy, maquinarias electorales que solo se activan en elecciones, hay que hacerles entender que la democracia está en nuestro ADN y si 16 años de totalitarismo y polarización no pudieron “mutar nuestros genes libertarios” mucho menos lo hará la mediocridad de un liderazgo, arrogante, soberbio, interesado, manipulador, autosuficiente, no preparado y ciego.

No hay comentarios:

Publicar un comentario